1.
Introducción
2. Características generales.
biodiversidad.
4.
Ecoturismo
5. El pulmón del planeta en peligro de
muerte
6. Los excesos de hacendados y buscadores de
oro
7.
Conclusión
8. Fuentes
La selva amazónica, cuyo desarrollo
tardó más de 22 mil años, es una obra
natural de bellezas difícilmente imaginables. Pero lo que
más importa resaltar aquí es su importancia
ecológica.
Esta selva, en su intercambio de gases con la
atmósfera,
libera el 50% del oxígeno necesario para la vida de los
seres humanos y de las demás especies animales;
además es la generadora de las corrientes de calor que,
expandiéndose hacia el norte y hacia el sur, consiguen
templar el clima del
planeta.
En 1982, de un relevamiento de flora y fauna se
obtuvieron los siguientes datos: en un
espacio de 10 Km2 hay 760 especies de árboles,
125 clases de mamíferos, 400 tipos de aves, 100 de
reptiles y 60 de anfibios, entre otras. Por otra parte, el
Río Amazonas, de 7 millones de metros de longitud, es el
mayor sistema
hidrográfico del planeta: contiene las dos terceras partes
del agua dulce
disponible y lo habitan 200.000 especies de peces.
Dicho esto, es fácil medir la importancia que
tiene este ecosistema
para la vida de todos los seres que habitamos el tercer planeta.
Sin embargo estas estimaciones no parecen hacer mella en el
espíritu de codicia de las multinacionales y en el
indolente de los lugareños, pues todos a una colaboran
para continuar la destrucción de este tesoro de valor
incalculable (para no hablar de la generalizada
dilapidación de los recursos
naturales en todo el planeta): la construcción de la Ruta
Transamazónica, a más de haber demandado la
destrucción del hábitat natural de cientos y miles
de especies, es ahora un camino seguro para
quienes se internan para seguir destruyendo; los incendios
provocados por granjeros y hacendados en busca de tierras
cultivables han llegado a liquidar 80 mil Km2 de
jungla por año, con su consiguiente contaminación de 620 millones de toneladas
de gases
carbónicos, etc.
Todo esto, a más de ser inútil (el
suelo del
Amazonas es paupérrimo para la siembra común),
representa poco menos que un suicidio. La
salud del planeta
está ya en pésimas condiciones. Ya no es
sólo el efecto
invernadero provocado por los gases o el enrarecimiento del
aire, sino que el
mismo Río Amazonas –la mayor reserva de agua
dulce– se ve hoy contaminado por el abuso de herbicidas,
plaguicidas y fertilizantes, además de los desperdicios
imputrescibles que se arrojan en él.
Los grupos
ecologistas están intentando detener por todos los
medios la
degradación, no sólo del Amazonas, sino de todos
los recursos
naturales; pero, aunque quisieran, no pueden hacer milagros. Por
lo mismo, aquí se intentará hacer un pequeño
review y, si se quiere, análisis del problema, y, dentro de lo
posible, proponer soluciones.
Todo esto con el objeto de despertar conciencias, para que no
lleguemos al punto de hacer irreversible el
daño.
2. Características generales. biodiversidad.
Edad y ubicación del Amazonas y su río
homónimo.
La selva amazónica, de 5 millones de
kilómetros cuadrados, fue durante la era mesozoica el
lecho de un mar, y se desarrolló progresivamente durante
22 mil años. De estos 5 millones de Km.2,
pertenecen a Brasil 3.579.991
Km.2, repartidos entre los Estados de Amazonas,
Pará y los territorios de Acre, Rondonia, Río
Branco y Amapá. Lo demás pertenece a los
países limítrofes de Venezuela,
Guyana, Surinam y Guyana Francesa al Norte; Bolivia al
Sur, y Colombia y
Perú al Oeste. Se sitúa, aproximadamente, entre los
paralelos 10º N y 15 Sº, y entre los meridianos
40º y 75º W.
Por otra parte, en la selva tropical del Amazonas se
halla el río homónimo, el mayor del mundo por su
caudal y por la extensión de su cuenca (esta comprende el
56% del área total del país) y el tercero por su
longitud, que es de 6.500 Km. Nace en Los Andes del Perú,
cuyo país atraviesa en dirección S. a N. con el Nombre de
Marañón, y después de recibir las aguas del
segundo brazo inicial, el Uyacali, tuerce en dirección E. al llegar cerca de la ciudad
de Iquitos, donde toma el nombre de Amazonas, penetrando
después en el país y atravesándolo de O. a
E. hasta desembocar en el Atlántico. Este río es,
como ya se dijo, el mayor sistema
hidrográfico del planeta, conteniendo las dos terceras
partes del agua dulce disponible en el mundo y lo habitan 200 mil
especies de peces, cifra
que tiene importancia si tenemos en cuenta que en todos los
ríos de Europa apenas
suman 150.
3. Biodiversidad.
Los primeros habitantes de la selva.
Desde la llegada de los primeros europeos allá
por el 1800, entre los cuales se cuenta el historiador Humboldt,
se han hecho continuos relevamientos de esta jungla, que junto
con todas las selvas tropicales lluviosas ocupan sólo el
6% de la superficie del planeta y albergan entre el 70% y 90% de
las especies existentes en la tierra. El
Amazonas en particular, según uno de los más serios
relevamientos (1982), alberga en un espacio de 10
Km.2, 760 especies de árboles, 125 clases de
mamíferos, 400 tipos de aves, 100 de
reptiles y 60 animales
anfibios. Este mismo análisis demostró que cada
árbol alberga 400 especies de insectos. Y así se
podría continuar agregando especies a esta cadena de nunca
acabar.
Esta gran diversidad de especies animales y vegetales
que existe en el Amazonas, así como en todas las selvas
tropicales, hizo pensar a los primeros conquistadores que
llegaron a estas tierras que las mismas no eran otra cosa que el
Edén; imaginaban que la selva era una inagotable fuente de
fertilidad al ver esos gigantescos árboles sobre los que
viven tantas clases de animales e insectos, plantas
parásitas y, en fin, todo un despliegue de vida sin igual
en cualquier otra parte del planeta. Despliegue de vida del que
también formaba ya parte el hombre.
Pues aquellos conquistadores encontraron varias tribus salvajes a
su llegada. Estas tribus eran descendientes de aquellos hombres
que, según las teorías
más aceptadas, cruzaron el Estrecho de Bering en plena
Edad de Hielo, para luego establecerse en los territorios del
actual Canadá desde donde se diseminaron por todo el
continente. Se cree que las primeras sociedades
salvajes del Amazonas se formaron hace aproximadamente 20 mil
años de las cuales aún subsisten algunas, aunque
muy pocas. Estas sociedades
nunca formaron una civilización propiamente dicha, pues
eran tribus dedicadas casi exclusivamente a la caza, aunque no se
puede negar que vivían, y viven, en perfecta
armonía con la naturaleza.
Algunas de las tribus que habitaron este territorio son
las siguientes: los tucanos, cobeuas, yahunas, tuyucas, tamas,
panos, kaiowas y mikiritare. Éstas dos últimas
aún viven en la jungla conservando su estilo de vida casi
inalterado.
En estos gráficos se puede ver cuanto ocupan las
selvas tropicales de la superficie total del planeta y la
cantidad de especies que albergan:
Las tribus que aún subsisten en la selva forman
parte del atractivo de los recorridos turísticos que se
hacen actualmente. En claros circulares abiertos en la jungla los
visitantes son alojados en chozas de paja y adobe sin puertas ni
ventanas, lo cual les permite convivir casi directamente con
caimanes, jaguares, pumas, monos y miles de aves al mismo
tiempo que,
por expreso pedido de los guías, tienen un cuidado
especial de las serpientes más peligrosas que son la
coral, la cobra papagaio y la surucucu pico de jaca. Estos tipos
de campamento son realizados a orillas del Río Negro,
donde no hay mosquitos ni pirañas debido a que sus aguas
son muy ácidas (tampoco hay una gran variedad de peces).
Por otra parte, cuando los lugares están cerca de
ríos verdes como el Xingu o el Tapajós, los
visitantes se alojan en cómodos hoteles con
aire
acondicionado. En ese caso los turistas pueden pescar y
llevarse la presa, siempre y cuando el pez mida más de
1.50 m. de largo. A este respecto hay algunos ecologistas,
exagerados si se quiere, como Brigitte Bardot, que no ven con
buenos ojos estos viajes
ecológicos; pues, según Bardot, el solo hecho de
que un hombre pise
este edén significa contaminación. Esto no es del todo falso,
si se toma en consideración que muchas veces se ha abusado
del tráfico de fauna: resulta
una tentación muy grande para los turistas llevarse
algún animalito a modo de souvenir. Lamentablemente, en un
tiempo, los
más los rapaces habían elegido al chimpancé
de cabeza dorada al que, luego de matarlo le cortaban las manos
y, después de embalsamdas, lucían en lujosos
livings de Roma o New
York.
Actualmente, este tipo de viajes
están siendo organizados por empresas
responsables e incluso por organizaciones
ecologistas, como W.W.F. (World Wildlife Found). De esta forma
los recorridos rísticos se hacen con una verdadera
conciencia
ecológica, y están programados de forma
talquenointerfieran, o interfieran lo menos posible, en la vida
de la selva.
5. El pulmón del
planeta en peligro de muerte
Los incendios y la
producción
Los miles de incendios intencionales que se producen
día con día destruyen aproximadamente 100 mil
Km2 de jungla por año, y lanzan al espacio
alrededor de 620 millones de toneladas de gases carbónicos
(aproximadamente el 10% de todos los contaminantes presentes en
la atmósfera). Las emisiones de dióxido
de carbono,
óxido nitroso y metano provocan una concentración
que actúa como barrera aislante y mantiene el calor de la
Tierra
provocando el efecto
invernadero, al tiempo que contribuye a la destrucción
de la capa de ozono.
Se calcula que si la destrucción de la selva sigue
así, dentro de 50 años los efectos del desastre
serán más que notorios: la flora y la fauna
estarán tocados de muerte y
aún no se puede predecir cuál será el
destino del hombre con el
aire tan
enfermo.
Hoy mismo se hacen sentir los efectos del desastre.
El Estado de
San Pablo ha eliminado los bosques del 93% de su superficie; la
Cuenca del Plata ha perdido 47 millones de hectáreas de
las cuales 43 pertenecen al Brasil. Estos
datos se
vuelven impresionantes cuando se hace la relación
deforestación-inundaciones. Las áreas boscosas
linderas con los grandes ríos, según un informe de la
UNESCO, funcionan en épocas de lluvias como gigantescas
esponjas que absorben el agua
caída y la liberan lentamente, determinando que el caudal
aumente tan sólo en un tres por ciento. Cuando la zona
está deforestada, se incrementa en un 97 por ciento y
así se producen los aluviones y las violentas
inundaciones. Según expresiones de los expertos, "el
Brasil está yéndose al mar por el Río de la
Plata". También han contribuido al desastre los embalses
que, a más de haber cambiado completamente el paisaje del
Amazonas, han inundado unos 5.000 Km2 de bosque. Bajo
el agua
quedaron los hogares de cientos y miles de especies.
Los principales responsables de esta destrucción
son los hacendados, que aniquilan todo lo que se oponga a sus
proyectos
expansionistas: hombre, animal o planta. Las hogueras que
devastan el centro de Sudamérica se desatan a razón
de ocho mil focos por día, según las
fotografías tomadas por los satélites
artificiales. Como ya se mencionó, estos incendios se
hacen con el objeto de obtener tierras cultivables y para que
paste el ganado. Sin embargo, esto es un sacrificio terrible e
inútil, puesto que el suelo del
amazonas es casi totalmente improductivo, es muy ácido
para la siembra común; los hongos que
habitan la capa de humus, son totalmente inofensivos para la
homogénea vegetación de la jungla, pero son una
plaga irremediable para las plantaciones que el hombre
programa. En
realidad, sólo el tres por ciento de esta región es
cultivable, el resto es suelo ácido tropical que no vale
nada sin su protección arbórea. Los expertos
aseguran que estas tierras pobres en humus pronto se
volverán inservibles.
Por esto mismo la productividad de
la ganadería extensiva amazónica es nula: para
criar una sola vaca se necesitan diez hectáreas; esto es,
una producción de alrededor de 40 kilos de
carne por hectárea al año. Pésima producción, si se tiene en cuenta que, por
ejemplo, en la Argentina una
zona mala como el Salado produce el doble o el triple, y el oeste
de la provincia de Bs. As., siete veces más.
En este gráfico se vera con más claridad
cuán deficiente es la ganadería amazónica,
por la que se está pagando un precio tan
alto:
Si bien este es el ecosistema
más rico, es también el más frágil.
El calor y la humedad, permanentes todo el año, permiten
el desarrollo de
una vegetación perenne de hoja ancha sobre la cual se
sustenta la mayor diversidad de especies animales; determinando,
al mismo tiempo, que la vida y la muerte se
sucedan aquí con una velocidad
desconocida en otras latitudes. Los expertos explican que
"aquí todo se quema con rapidez sin igual: la materia
orgánica que cae sobre el suelo, en lugar de acumularse en
gruesas capas de tierra negra
en promesa de futuras cosechas como en las pampas húmedas
argentinas, vuelve rápidamente a la vida en forma de
nuevos organismos vegetales y animales."
6. Los excesos de
hacendados y buscadores de
oro
Los terratenientes no sólo están
contribuyendo a la degradación del medio
ambiente, sino que para llevar a cabo sus proyectos cometen
toda clase de violaciones contra los derechos humanos,
mientras la justicia del
país hace oídos sordos a todo tipo de reclamos.
Pero empecemos por el principio.
Esto comenzó a principios de la
década del setenta. por esta época nadie
sabía con exactitud quién era propietario de
qué en aquellas espesuras. En líneas generales este
título le correspondía al Estado
brasileño, por entonces en manos de los militares, y
éstos decidieron colonizar la Amazonia. El primer paso
consistió en la constricción de la carretera
Transamazónica, mencionada anteriormente, que tenía
por objeto llevar "hombres sin tierra a una tierra sin hombres".
Toda persona capaz de
demostrar que había ocupado y hecho fructificar una
parcela durante cinco años se convertía en su
dueño. En teoría
la cuestión era clara, pero en la práctica todo
resultó una barrabasada. El gobierno de Mato
Grosso otorgó, por ejemplo, títulos de propiedad
equivalentes a una vez y media la superficie real de ese Estado; otras
veces las autoridades estatales y federales vendían los
mismos lotes a distintos colonos.
De todo esto los campesinos salieron perdiendo y los
fazendeiros se llevaron la mejor parte, pues además de
poseer casi todas las tierras (el 67% de las tierras pertenece al
4% de los propietarios), consiguieron mano de obra muy barata,
por no decir lisa y llanamente esclava. Los pequeños
agricultores, cuyas parcelas son reducidas a cenizas, se ven
obligados a trabajar en las fazendas donde les entregan comida,
carpas y herramientas a
crédito, una deuda que jamás
podrán pagar porque los precios de las
cosas son mucho más altos que sus salarios. La
deuda se hace cada vez mayor y si estas personas intentan escapar
son cazados como animales por los ejércitos privados de
los propietarios.
En la última década, sus matones
asesinaron a 2 mil campesinos y seringueiros (extractores de
savia de heveas -látex-). éstos suelen venir del
Nordeste o de las villas miseria de Río y San Pablo en
busca de otra vida. Se instalan en las miserables parcelas
situadas en los límites indecisos de las grandes estancias
y encuentran la
muerte.
Quienes protestan ante tamaña injusticia
también son asesinados. En 25 años 1.500
sindicalistas agrícolas fueron callados a balazos, entre
ellos Chico Mendes. Como la ONU le
había otorgado el premio Global 500 por sus esfuerzos en
favor de la selva amazónica, su asesinato
desencadenó un gran escándalo mundial, lo que
provocó que salieran distintos defensores para su causa:
el Partido de los Trabajadores brasileño, la Iglesia,
organizaciones
ecologistas e incluso los grandes bancos
internacionales. Pero, a pesar de esto, tan escandalosa matanza
de campesinos y sindicalistas no ha producido más que una
veintena de juicios.
Además de campesinos y sindicalistas, han
aniquilado tribus indígenas completas, que vivían
allí desde hacía milenios. La
Transamazónica, por ejemplo, perjudico a noventa y seis
tribus, de las cuales muchas desaparecieron (casi la mitad de los
indios parakanás murieron durante su construcción). Muchas de ellas
desaparecieron durante los incendios de la jungla con napalm
(combustible de uso bélico). La desesperación
llevó al suicidio a
más de un centenar de kaiowas.
también los mineros invadieron sus territorios en
busca de oro, quienes además de traer enfermedades (gripe,
malaria, bronquitis) contra las cuales los nativos no tienen
defensas, muchas veces masacraron a todos los que se opusieron
ante la indiferencia oficial: "Los indios son unos holgazanes y
unos imbéciles que ocupan demasiada tierra
–declaró hace un tiempo el secretario de Justicia de
Mato Grosso–. Un lujo folklórico que ninguna
nación moderna, con aspiraciones de desarrollo, puede
permitirse". A modo de ejemplo, en el año 1992, un
grupo de
garimpeiros (mineros) mutilaron y decapitaron a setenta y tres
yanomamis (20 mujeres y 35 niños, entre ellos).
La "fiebre del oro" comenzó a principios de
1980, cuando la onza alcanzó los 850 dólares en el
London Metal Exchange. Desde entonces empezaron a surgir miles de
minas en la jungla, hasta que a mediados de la década
contaban más de un millón y medio. Cada
patrón de un yacimiento formó su ejército y
empezaron las guerras entre
los distintos bandos: hubo miles de muertos. Las autoridades
hacían la vista gorda a estos horrores, con tal de seguir
cobrando el 20% de la explotación. A medida que la
competencia se
fue haciendo más ardua los garimpeiros comenzaron a
invadir las reservas aborígenes; nadie, ni siquiera el
papa pudo detener semejantes atropellos.
Luego de extraído el precioso metal, las minas se
convierten en tierra de nadie, pues los mineros no sólo
llevan la muerte a
través de las armas. Para
separar el oro de otros minerales, los
garimpeiros usan grandes cantidades de mercurio (una tonelada por
cada tonelada de oro extraído); el metal tóxico se
arroja a los ríos y va contaminando toda la cadena
alimentaria. Ya en 1988 se calculaba que medio millón de
personas estaban envenenadas. Otras sustancias, llevadas por la
"civilización", como desfoliantes e insecticidas, han
terminado de envilecer el medio ambiente: en
muchas partes el aire es irrespirable.
Ante todos estos crímenes contra la humanidad, ya
que no sólo contra los aborígenes y la selva; ante
las flagrantes violaciones de los derechos humanos declarados
por la ONU, derechos que pregonan la
igualdad
jurídica: "Ante la ley, todos los
hombres son considerados iguales, tienen deberes y derechos
iguales e iguales posibilidades"; "Todo ser humano tiene derecho
en todas partes al reconocimiento de su personalidad
jurídica", ante las violaciones a estos derechos,
decía, el gobierno
brasileño es ciego, sordo y mudo. Si bien en Brasil se han
puesto en práctica leyes que tienden
a sofrenar todos estos excesos y que ha puesto coto a la caza
indiscriminada, las hay más que amparan a los hacendados y
mineros.
Algunos políticos brasileños protestaron
por los retos de las naciones desarrolladas que "parecen haber
olvidado los apremios económicos del país". Se
quejan: "con tanta miseria no nos podemos dar el lujo de
organizar una cruzada ecológica". Sin embargo, cuando en
1989 Francia y
Estados Unidos
propusieron al entonces presidente José Sarney canjear
parte de la deuda externa por
la conservación de esa preciosa selva, que ocupa
más de la mitad de Brasil, no dieron respuesta y todo
quedo casi en la nada. En cuanto a la demarcación de los
novecientos mil Km2 de territorio indígena, la
respuesta de Mauricio Correa, ministro de Justicia, fue la
siguiente: "No se justifica resolver el problema de algunos
indios –los pocos que quedaron después de la llegada
de los terratenientes– perjudicando a millares de blancos
que viven en la región".
Esto dicho es bastante claro que quienes deben tomar
decisiones urgentemente para frenar este desastre son los
funcionarios brasileños. De otro modo la selva
continuará desapareciendo, como hasta ahora, a
razón de varias hectáreas por minuto, y los excesos
de los terratenientes no tendrán límite.
De lo dicho anteriormente podemos sacar en claro que la
destrucción de la selva amazónica es un problema
gravísimo que no sólo afecta a Brasil, Venezuela,
Guyana y a todos los demás países por donde se
extiende este maravilloso vergel, sino que nos afecta a
todos.
Los problemas ya
mencionados: los incendios, la contaminación de la
atmósfera, del Río Amazonas, el asesinato de los
aborígenes y de los campesinos, y, en fin, la alarmante
desaparición de la selva tropical más importante
del planeta, con todas sus consecuencias, no son problemas
fáciles de resolver. Pero hay muchas personas que se
están ocupando permanentemente del tema y están
buscando soluciones
para este, el mayor desastre ecológico del
siglo.
Dado que el problema tiene un origen económico, y
que por lo mismo se agrava cada vez más, las
organizaciones ecológicas (GREENPEACE, WWF, Amazonas
Forever Green Foundation, etc.) se centran en la búsqueda
de emprendimientos económicos de tipo sustentable. Por
ejemplo, algunos especialistas sostienen que si Brasil se
concentrara en la explotación del caucho y de una fruta
llamada aguaje, abundantísima en la región,
lograría duplicar los ingresos que le
reportan el ganado y la madera.
Greenpeace también pone de manifiesto que la
extracción de caucho, entre otras cosas, reportaría
mayores ingresos que las
actividades nocivas que se están llevando a cabo. De
hecho, el gobierno brasileño ya ha establecido 63.000
familias de extractores de caucho en zonas de la selva que han
sido nombradas reserva con este único objeto, y que en un
principio ocupaban el 1% del total del amazonas; los extractores
esperan que en un tiempo más se les designe el 10% del
Amazonas como zona de reserva. También se ha echado mano,
para este tipo de emprendimientos, a las fibras, semillas,
flores, frutas y miel, entre otras muchas opciones. Un ejemplo de
esto es la palmera y su fruto. Esto es una pequeña parte
del informe de
Greenpeace:
"The fruits of Acai Palm are traditionally used to make
a wine rich in minerals. One palm tree produces about 20 Kg. of
fruits per year. The tasty, dark violet wine is the most
important non wood forest product in terms of money from the
river delta of the Amazon. In 1995 almost 106.000 tons were
produced at a value of US$ 40 million."
Esto es: "Los frutos de la palmera Acai son usados
tradicionalmente para hacer un vino rico en minerales. Una
palmera produce alrededor de 20 Kg. de fruta por año. El
sabroso vino de color violeta
oscuro es le más importante producto, no
proveniente de madera, en
términos de dinero, del
delta del Río Amazonas. En 1995 fueron producidas 106.000
toneladas por un valor de US$
40 millones."
Para concluir, baste decir que, si bien los problemas
son muchos a más de graves, no bastará con el
sólo emprendimiento de estas organizaciones. Es llegado el
momento de que todo el mundo tome conciencia porque
la selva no puede esperar y –según los
pronósticos más agoreros– de seguir a este
ritmo, para el 2.490 no quedará un solo árbol sobre
la tierra.
Cabe aclarar aquí que mucho antes de que eso suceda, tal
vez dentro de 50 o 60 años, la vida será casi
imposible. Ojalá que no sea demasiado tarde.
–Sue Brooks, Atlas de la Tierra, Editorial Sigmar.
Bs. As.,1993.
–Revista
Conozca Más (Vida Verde), Editorial Atlántida,
Números varios. Bs. As.,años 1989 a 1996.
–Revista Nueva,
Editorial Antártida, Números varios. Santiago de
Chile y
Bs.As., años 1990 a 1999.
–Greenpeace, Website: www. greenpeace.com
Trabajo enviado y realizado por:
Ramirez Dario